Opinión

¿Quién controla las armas de fuego?

Cuando la desregulación se transforma en inseguridad

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El Decreto 445/2025 de Javier Milei elimina la ANMAC y (re)crea el Registro Nacional de Armas, bajo la órbita del Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich. La desregulación, al contrario de lo que a veces nos quieren vender, no implica transparencia, sino opacidad, ambigüedad: se están quitando controles fundamentales para el resguardo de la seguridad de los argentinos.

por Matías Molle *
1 jul 2025

“Lo real no era lo importante, lo creíble lo era”

George Orwell, 1984

Hoy temprano me enviaron por WhatsApp un decreto publicado en el Boletín Oficial, con el siguiente mensaje: “No dejan nada por romper”. Quien me lo envía no es precisamente kirchnerista. Lo cual, me genera cierta curiosidad: ¿a qué o quién le tocó ahora? El Decreto es el 445 y, entre otras cosas, su novedad radica en que deja de existir la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMAC) para volver a (re)crear el Registro Nacional de Armas (RENAR). Es decir: retrotrae el principal organismo del sistema de control de armas y explosivos del país a su anterior diseño institucional; pasa de una Agencia descentralizada y autárquica, a un Registro desconcentrado. Esto tiene un montón de implicancias y, la verdad, como todo lo que vienen haciendo, carece de fundamento y sus argumentos se diluyen en un par de consignas vacías. Aun así, quisiera detenerme en la trama de esta nueva aventura regularizadora para ver qué esconde esta “reversión”.

La ANMAC es fruto de una prolongada y fructífera discusión entre varios actores. Si bien el proyecto de Ley fue presentado por el entonces diputado Wado De Pedro, lo cierto es que fue pensado y discutido por muchas voces. No fue la idea de un funcionario, de una fuerza política o de una ONG, sino que fue el producto de la evaluación de todos esos espacios, sobre qué tipo de diseño institucional necesitaba nuestro país para fortalecer el sistema de control de armas y llevar adelante políticas de prevención de la violencia armada. Tal es así que la ley 27.192, por la cual se crea la ANMAC, fue votada por unanimidad. Recuerdo, incluso, porque me tocó en tanto director nacional del RENAR ir a explicar el proyecto de Ley a ambas Cámaras, que el entonces bloque opositor, que tenía a Patricia Bullrich como integrante de sus filas, no mostró reparos a la creación de la Agencia, sino por el contrario, se expresó muy a favor. Todavía recuerdo su cara.

En definitiva, la ANMAC era un compromiso efectivo en fortalecer el sistema de control de armas, jerarquizar el organismo responsable de llevarlo a cabo, institucionalizar políticas de prevención de la violencia armada (el RENAR no tenía eso entre sus funciones) y colaborar en la investigación y persecución penal de los delitos relativos a las armas de fuego, entre otras cosas; todo ello expresado en una Ley que había sido discutida por la sociedad civil interesada en la temática y por todas las fuerzas políticas.

Ahora bien, en los fundamentos del decreto 445 no se dice nada de esa discusión colectiva, ni del interés social que suscita esta transformación. Tímidamente se manifiesta que los cambios no obedecen a objetivos no cumplidos, a mejoras en el sistema, a modernización de los procesos, sino a que en el Estado hay muchos entes descentralizados. Y como hay muchos, no queda otra que reducirlos (el sueño húmedo de Sturze), para “optimizar los recursos”, un eufemismo para no decir nada. Así las cosas.

La ANMAC era un compromiso efectivo en fortalecer el sistema de control de armas.

Sin embargo, creer que este es el mayor problema o el verdadero espíritu de la reversión, sería caer en una trampa. Hay algo mucho peor que anida en esta decisión y que, de hecho, se viene manifestado en las últimas decisiones que fue tomando el gobierno en esta materia.

¿El que avisa no traiciona?


En mayo de 2022, el diputado Javier Milei expresaba su visión pro armas: “Estoy a favor de la libre portación de armas, definitivamente”. Ese mismo año, en TN, sostenía: “Aquellos Estados que tienen libre portación de armas, le guste o no a la progresía, tienen muchos menos delitos…”, algo que la evidencia contradice, aunque a él la evidencia, evidentemente, no lo interpela. Recordemos, incluso, que la plataforma electoral de La Libertad Avanza recogía esta postura con una propuesta: “Sobre la tenencia de armas de fuego planteamos la desregulación del mercado legal.

Diferente es el caso de la ambivalente Patricia Bullrich. Para discernir qué piensa efectivamente sobre la cuestión de portar armas de fuego y desregular el mercado hay que situarse en el contexto. Porque no es lo mismo si es oposición que si es oficialismo. Hay una Bullrich para cada caso. En el 2018, siendo ministra de Seguridad del gobierno de Mauricio Macri, había dicho en la puerta de un restaurante: “El que quiera estar armado, que ande armado”. Si bien aclaraba que prefería que no, lo cierto es que una expresión como esa venía a romper con la postura del Estado argentino que históricamente había insistido en que la solución no estaba en el uso de armas de fuego. Pero esta visión “de portación para el que quiera” se modifica, al parecer, en la última campaña a presidente, siendo ella candidata, cuando acusa a Javier Milei de querer liberar las armas de fuego: “Milei, mirá tu plataforma. Artículo 17. Desregulación y liberación de armas. Así que, si no, cambiala. Pero si cambias la plataforma, es porque no estabas convencido”. Quizá la que no estaba convencida era ella.

Más allá de las idas y vueltas discursivas, lo cierto es que en ambos casos todo se reduce finalmente a lo que hacen. Y los Decretos y Resoluciones son reflejos más certeros y cabales que las imágenes que nos devuelven los set de televisión. En ellos se expresa una decisión de cómo deben hacerse las cosas. Aunque no les guste la idea, ellos también regulan.

Dime cómo regulas y te diré quién eres


El Decreto 445 no nace de un repollo. No sólo le anteceden los testimonios del par Milei/Bullrich, que ponían de manifiesto su posibilidad, sino también una serie de instrumentos normativos que fueron preparando el terreno. Vale la pena hacer una pequeña genealogía.

  • Resolución ANMaC N° 20/2024, del 20 de febrero de 2024: “Suspende” lo dispuesto en el artículo 7 de la Resolución 9/16, que establecía un plazo de 15 días de “oposición ciudadana” respecto de las solicitudes de tenencia y/o portación que se efectuaren ante la ANMaC;
  • Resolución ANMaC N° 49/2025, del 8 de mayo de 2025: Elimina el requisito previo de contar con habilitación municipal para la habilitación y/o rehabilitación; inscripción y/o reinscripción, por parte de la Agencia Nacional de Materiales Controlados, de instalaciones comerciales e industriales de armas y explosivos (armerías, fabricantes, importadores, etc.);
  • Resolución ANMaC N° 51/2025, del 9 de mayo de 2025: Establece que los trámites de importación y exportación de materiales controlados se deben gestionar a través de la Ventanilla Única de Comercio Exterior, “a fin de brindar transparencia”. Es decir, la ANMaC “se corre” de ese procedimiento;
  • Decreto 1081/2024, del 9 de diciembre de 2024: Modificación de la edad mínima para ser legítimo usuario. Pasa de 21 a 18;
  • Decreto 103/2025, del 14 de febrero de 2025: Modificación de la Ley N° 25.938, permitiendo que las Fuerzas de Seguridad puedan utilizar el material decomisado en el marco de causas judiciales;
  • Decreto 397/2025, del 17 de junio de 2025: Flexibiliza la posibilidad de que la ANMaC autorice la tenencia de armas semiautomáticas alimentadas con cargadores de quita y pon símil fusiles, carabinas o subametralladoras de asalto derivadas de armas de uso militar de calibre superior al .22 LR, en los términos del Decreto N° 64/1995;
  • Decreto 409/2025, del 17 de junio de 2025: Modificación al Decreto N° 395/75, reglamentario de la Ley N° 20.429, a fin de establecer que las Credenciales de Tenencia y de Portación de los miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad no vencen, salvo que lo requiera expresamente la Fuerza;
  • Decreto 445/2025, del 1 de julio de 2025: Reinstalación del Registro Nacional de Armas como Organismo desconcentrado en el ámbito del Ministerio de Seguridad.

Estas son algunas de las normas que fueron saliendo en estos 18 meses de gobierno. No son las únicas (hay otras que modifican los plazos para inscribirse como usuarios comerciales, lo que podría perjudicar el control que el Organismo debe realizar sobre ellos, sobre todo teniendo en cuenta que tanto las armas como las municiones la mayoría de las veces no nacen siendo ilegales, sino que se convierten en tales cuando evaden el control, cuando pasan del mercado legal al ilegal), pero creo que en estas se puede entrever un mismo espíritu, una misma visión.

Cuando la desregulación se transforma en inseguridad


Como en la mayoría de las otras esferas, ya sea en la economía, la salud o la educación, por nombrar algunas, bajo el slogan de la desregulación no se generan mejores escenarios para los ciudadanos. La desregulación, al contrario de lo que a veces nos quieren vender, no implica transparencia, sino opacidad, ambigüedad. Las “facilidades” que estas transformaciones traen bajo la consigna de la desburocratización muchas veces tienen como correlato la vida de los ciudadanos. Porque esto va más allá de la negligencia; aquí no se trata de que funcionarios no hicieron su trabajo, aquí se están quitando controles fundamentales para el resguardo de la seguridad de los argentinos. Cuando se dejan de controlar las obras, las rutas, los transportes, la maquinaria industrial, también se aumentan los riesgos. En el caso de las armas de fuego, esto es aún peor. No estamos en manos del azar: estamos en manos de unos irresponsables que juegan con la vida de miles de argentinos como si todo fuera una apuesta.

Durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner se realizaron numerosas transformaciones del sistema de control de armas y explosivos en el país. Uno de ellos fue la creación y ejecución del Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego. Programa que en el año 2013 fue galardonado por la ONU como “Mejor política del futuro”, compitiendo con programas de desarme de todo el mundo. Pero no fue la única política que se llevó adelante. La creación de la ANMAC tenía por objetivo consolidar todas esas políticas e institucionalizarlas en una nueva herramienta, ya que todos acordaban que el RENAR “había quedado chico”, que era hora de pasar al siguiente nivel, que era fundamental profundizar lo bueno que se había estado haciendo.

Estamos en manos de unos irresponsables que juegan con la vida de miles de argentinos como si todo fuera una apuesta.

Pensar en esos términos no es pensar en “cargos”, sino en capacidades estatales. Muchas veces escuchamos discursos grandilocuentes sobre la seguridad, pero lo único que esos discursos tienen como propuesta son medidas cortoplacistas y remanidas, como “nuevos tipos penales”, mayores penas, y diseños institucionales incoherentes. El populismo punitivo. La ANMAC buscaba romper con esa lógica. Evidentemente los objetivos son otros.

Termino de escribir estas líneas y en mi cabeza vuelve la pregunta (pertinaz en estos tiempos): ¿te sorprende? No, la verdad que no. Lamentablemente no me sorprende. Como decía ese mensaje tempranero: no dejan nada por romper.


* Diputado Nacional, ex Director del Registro Nacional de Armas y Explosivos.