El sábado 26 de julio, mientras en todo el país los y las peronistas recordábamos a Evita, abanderada de los humildes, Javier Milei eligió ir a rendir cuentas con la Sociedad Rural Argentina, en la inauguración de su tradicional exposición ganadera, que hace ya varios años realiza en el predio de Palermo que se robó con la complicidad del Partido Judicial. Durante cuarenta minutos, el presidente trató a los grandes productores agropecuarios como pobres víctimas de la “casta política”, les prometió la baja permanente de las retenciones y anunció ahí mismo que iba a vetar las leyes de aumento de las jubilaciones, moratoria previsional y emergencia en discapacidad, por considerarlas una “degeneración fiscal”.
La Argentina proscripta
Con las fuerzas del Norte solo hay plata para los ricos

En la Argentina proscripta, el único déficit fiscal que mira el gobierno es el de las mayorías: Milei reparte guita para arriba y vetos para abajo: ahora le tocó al aumento de las jubilaciones, la moratoria previsional y la emergencia en discapacidad. La Sociedad Rural festeja con el embajador de ocupación extranjera el fin de las elecciones libres en nuestro país. Contra las fuerzas del norte, contra la proscripción y para darle a Milei su merecido hay que ir a votar.

Como con los poderosos siempre cumple, ayer Milei firmó los vetos. El pase de manos no puede ser más gráfico: sacarle a los jubilados y personas con discapacidad para darle a la Sociedad Rural.
Ese sábado por la tarde, ante una multitud en Hurlingham, Máximo Kirchner decía que la Argentina no parece tener un gobierno sino una fuerza de ocupación. A tal punto pretenden poner de rodillas la Patria que el aspirante a embajador de Donald Trump, Peter Lamelas, afirmaba ante el Senado de los Estados Unidos que su rol sería “vigilar a los gobernadores”, “frenar acuerdos con China” y “asegurarse de que Cristina Fernández de Kirchner reciba la justicia que merece”. Palabras de un interventor. No nos extraña: hace ochenta años también un embajador norteamericano, Spruille Braden, vino a liderar la oposición contra Perón. Pero como enseña nuestra historia, el tiro le salió por la culata.

Curiosamente, 1945 fue la primera vez en que no asistió ninguna autoridad oficial al foro de negocios de la Sociedad Rural. Durante la Década Ganada, ni Néstor ni Cristina se sometieron a esa feria de evaluación de presidentes. Por el contrario, en 2003 Kirchner hizo concurrir al titular de la Sociedad Rural a la Casa Rosada, porque entonces gobernaba el pueblo.
El “Bradencito” que nos mandan no fue el único en celebrar la proscripción. En la Sociedad Rural también se festejó el fin de las elecciones libres en la Argentina, y tampoco es la primera vez: fueron amigos e impulsores de todas las dictaduras. Mientras las fuerzas del norte juegan al endeudamiento con el ministro de Economía, Luís Caputo, para tenernos agarrados del pescuezo y van trazando los mapas de cómo quedarse con nuestros bienes naturales comunes en las décadas que vienen, los ricos de la Argentina aplauden de pies y manos las humillaciones que recibimos.

Es que lo primero que hace confluir a los grandes intereses de acá y el extranjero es la proscripción de Cristina, sin la cual la profunda obra de destrucción que está ejecutando el presidente Milei no podría realizarse.
Como dijo Máximo: “No es más que un león de plastilina, un león de papel que no ruge y que sólo sabe cacarear”. Lo que parece olvidarse, por escaso conocimiento de la historia del país, es que “si nos mira con la nuca vamos a marchar y marchar para mirarlo de frente. En la Argentina, nadie se agacha, nadie se rinde y nadie se pone de rodillas”.
En la Argentina, nadie se agacha, nadie se rinde y nadie se pone de rodillas”
Ya cayendo la noche, en la marcha de antorchas en homenaje a Evita en Moreno, apareció un audio de Cristina en el que habló de dos Argentinas. Una es la de Milei repartiendo plata en la Rural, en tanto queda claro que según el presidente “no hay plata para los jubilados, no hay plata para los discapacitados, no hay plata para el Garrahan, no hay plata para las universidades, en fin, que no hay plata para nadie porque hay que cuidar el superávit fiscal... Sin embargo, ahí no le importa, en la Rural no le importa el superávit fiscal y le regala plata a uno de los sectores que más plata tiene en este país”. Contra esa Argentina de crueles ajustes, desde el peronismo insistimos en que la plata está -pero mal distribuida- y por esa razón nuestro bloque legislativo convoca a sesión especial en Diputados este miércoles, para tratar temas tan sensibles como el financiamiento universitario y el del Garrahan, entre otras emergencias que no pueden esperar.

Y también hay otra Argentina, donde el pueblo peronista tiene a su conducción proscripta y no puede verla sin entrar en desacato. Pero la voz de Cristina resuena cada día con más fuerza. A la contradicción “Braden o Perón” que dirimió uno de los momentos más trascendentales de la historia de nuestro país, ella le suma la de “Patria o Lamelas”, entendiendo que “o se gobierna para la grandeza de la patria y la felicidad del pueblo, o se hace un gobierno títere de las fuerzas del norte que gobierna sólo para los ricos”.
Frente a semejante disyuntiva el pueblo argentino tiene una herramienta fundamental este año: votar. Para combatir la proscripción, para poner límites al sometimiento y al despojo, para hacerle frente a las fuerzas del norte y para darle a Milei su merecido en septiembre los bonaerenses y en octubre todos los argentinos y las argentinas vamos a las urnas.