En una clase de diseño industrial de la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, un joven estudiante llamado Tiago Ares supo que en Finlandia el gobierno entregaba moisés, ropa y juguetes a embarazadas. Su preocupación era cómo reducir la tasa de mortalidad infantil y, a partir de ese momento, comenzó a trabajar en una propuesta adaptada a la Argentina. Tres años después nació el Plan Qunita y las muertes de bebés se redujeron un 8,5%.
Diez años del Plan Qunita
Las cunas del pueblo

El kit del plan, que incluía más de sesenta elementos fundamentales, redujo el 8,5% la mortalidad infantil en tres años y fue parte de un completo entramado de políticas sociales de inclusión durante el gobierno de Cristina. También, marcó el inicio de una estrategia de persecución judicial y mediática con el objetivo de proscribir al peronismo y a su líder innata. Macri lo suspendió y Bonadío destruyó las cunas. El legado de nuestro compañero Tiago Ares, siempre presente.
El Plan Qunita fue una iniciativa lanzada en el 2015 durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner con el objetivo de reducir la mortalidad infantil y mejorar el cuidado de los recién nacidos en situación de vulnerabilidad social. Inspirado en políticas sanitarias virtuosas, estaba destinado a mujeres embarazadas que eran beneficiarias de la Asignación Universal por Embarazo y que se encontraban dentro del programa SUMAR, un plan de cobertura de salud.
El kit comprendía alrededor de sesenta elementos, entre ellos ropa, portabebé, cambiador, chupete, termómetro, crema de caléndula, protectores mamarios, preservativos, sonajero, camisón, libros, pantuflas, pañales, bolso maternal, productos de higiene, frazada, además de un manual de cuidados y una aplicación de seguimiento.
Los principales objetivos del programa eran mejorar los indicadores sanitarios de controles de embarazo, realizar partos que garanticen los estándares de calidad, reducir las muertes súbitas del lactante –que es una de las principales causas de muerte en los niños menores de un año– y garantizar el acceso a productos de calidad para un comienzo de vida digno y equitativo.

Vale remarcar que el Plan Qunita era parte de un entramado de políticas sociales integrales de salud e inclusión social, como la Asignación Universal por Hijo y la Asignación Universal por Embarazo y un sinnúmero de otras políticas que permitieron mejorar la calidad de vida de la población desde el 2003, de modo que este programa venía a cerrar el círculo de todo lo logrado con aquellas medidas.
Con el diario del lunes y para sorpresa de nadie, poco después de su implementación y de asumir un nuevo gobierno, Mauricio Macri suspendió el programa bajo el argumento de presentar irregularidades en la licitación pública de los kits. Esto derivó en una causa judicial conocida como "Causa Plan Qunita", en la que fueron procesados exfuncionarios, años más tarde sobreseídos, porque no se encontraron delitos comprobables.
Así como el Plan Qunita fue parte de un entramado de políticas sociales de inclusión, significó también el inicio de una estrategia de persecución política con el objetivo de proscribir al peronismo y a su líder innata, Cristina Fernandez de Kirchner. Fue así que en ese mismo año, el entonces juez federal Claudio Bonadío decidió ordenar la destrucción de los elementos de los kits del Programa Nacional Qunita. Con el tiempo, la causa fue perdiendo sustento ya que varios informes periciales descartaron que los moisés fueran peligrosos.
Pareció ser más importante para los medios de comunicación –cómplices de las causas persecutorias que legitimaban el brutal ajuste del gobierno amigo– informar sobre causas judiciales absolutamente viciadas que sobre las vidas que se perdieron y las familias que no tuvieron la posibilidad de alojar a sus recién nacidos en una cuna calentita.
Diez años después, la misma modalidad y las mismas razones. La justicia como brazo ejecutor y los medios de comunicación como brazo ideológico de una persecución atroz hacia la máxima representante del peronismo, Cristina Fernandez de Kirchner. La utilización de la justicia y de los medios de comunicación para proscribir políticas, gobiernos y líderes nacionales, populares y democráticos.
Destruir bienes públicos como demostración del desprecio que sienten por el pueblo no es novedoso, ya los hicieron con los pulmotores, las sábanas de los hospitales y tantos otros elementos de la Fundación Eva Perón, en 1955. Necesitan presa y proscrita a Cristina Fernández de Kirchner porque representa todo lo que odian: la garantía de una vida de dignidad y de derechos para el pueblo argentino.
