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Persecución política

Nelson Periotti: todo preso es político

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“Vamos Cristina, no podemos perder, Néstor nos mira con Perón desde el cielo, a la Patria la vamos a liberar con todos los compañeros” es, de todo nuestro cancionero, la estrofa que posiblemente más nos emociona. Ese todos no es solo un verso cantado con el corazón, es la expresión viva de un movimiento político, social y afectivo que atraviesa generaciones. 

por La Cámpora
19 jun 2025

Ese todos incluye a quienes entregaron su vida, su tiempo, su cuerpo para hacer historia. Esos son nuestros compañeros y Nelson Guillermo Periotti es uno de ellos. Y por supuesto que Cristina es la síntesis de todo eso que hay que tener para ser parte de nuestro TODOS.


La persecución al peronismo no es nueva ni casual. Es estructural. Es una forma de disciplinamiento social que el poder real activa cuando el pueblo se organiza y el Estado se convierte en herramienta de justicia. Desde el bombardeo a Plaza de Mayo en 1955 hasta el Decreto 4161 de 1956, pasando por los fusilamientos del 56, los exilios, las proscripciones, y ahora las condenas judiciales sin pruebas, el objetivo es el mismo: desactivar la potencia del proyecto nacional y popular.


Y para eso eligen objetivos. No siempre los nombres más conocidos. A veces, simplemente los que encarnan la lealtad. Los que caminan con los jóvenes. Nelson Periotti es parte de eso a los que nos referimos cuando decimos ¨los nuestros¨.


Una historia de peronismo


Nelson Guillermo Periotti fue durante doce años y medio Director de Vialidad Nacional, un organismo clave para el desarrollo federal del país en los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner. Antes fue Director de Vialidad de la Provincia de Santa Cruz, cuando Néstor fue Gobernador, y también Intendente de Río Turbio, en el sur profundo de nuestra Patria.



Pero más allá de los cargos que son temporales Nelson es en todo ámbito un militante político.

Orgulloso de su historia, de su pertenencia peronista. Orgulloso de haber sido parte de un proyecto que hizo rutas, conectó pueblos, generó trabajo y soberanía en cada rincón del país. Nacido en una familia peronista, Nelson fue el primer profesional de su hogar, gracias a la gratuidad universitaria establecida por Juan Domingo Perón para incluir a los hijos de los trabajadores en la educación superior. En sus primeros años de estudio fue expulsado de la facultad durante la Noche de los Bastones Largos.


Como parte de la juventud peronista, estuvo entre los miles que se acercaron a Gaspar Campos a recibir a Perón en su regreso. Le cantaban desde las 7 de la mañana: “Buenos días General, lo saluda su custodia personal.”


Con los años, Nelson nunca dejó de marchar. Formó parte de nuestra columna cada 24 de marzo, caminando desde la ex ESMA hasta Plaza de Mayo, con profunda emoción y sentido de pertenencia.


Solamente no pudo marchar en marzo de 2019. Ese año fue detenido en la causa Cuadernos, en un procedimiento escenográfico, en plena madrugada del sábado 9, pese a que estaba citado legalmente a declarar el lunes 11. Una postal que recuerda prácticas de otras épocas, más ligadas al terrorismo de Estado que a una república democrática. Estuvo casi un mes detenido hasta que la Cámara revocó la prisión preventiva por falta de fundamentos.



El año que viene, probablemente tampoco pueda marchar. No porque no quiera. Porque la persecución judicial lo volvió a encerrar.

Una condena sin pruebas


La causa Vialidad está plagada de irregularidades. No hay prueba directa. No hay peritajes que acrediten perjuicio económico. No hay delito demostrado. Hay una sentencia construida sobre el prejuicio político. Porque no se juzga un hecho. Se persigue una identidad. Se castiga una historia. Y se usa a Nelson como ejemplo. Como amenaza. Como advertencia.


Pero Nelson no se quiebra. No negocia. No traiciona. Porque es parte de un TODO. Porque entiende que la lealtad no es sumisión sino decisión política colectiva. Porque camina con los jóvenes, como sus padres caminaron con él.  Tal vez por eso se haya convertido en un objeto de deseo para el fiscal Luciani: porque no va a declarar contra Cristina.


Prisión injusta, accionar siniestro


Nelson tiene 79 años (a semanas de cumplir 80) y problemas de salud. La ley le reconoce el derecho a cumplir su condena de forma domiciliaria. Pero el fiscal Diego Luciani, que recibió el expediente el 11 de junio, incumplió el plazo legal de tres días hábiles para pronunciarse. Recién ahora, fuera de término, pide la intervención del Cuerpo Médico Forense y lo dejo detenido, sin permitirle aguardar la intervención de este Cuerpo Médico en su domicilio, ni siquiera con tobillera.


Lo hace el 18 de junio cuando Nelson se presentó  voluntariamente a notificarse de la sentencia, mientras cientos de miles marchaban a Plaza de Mayo, exigiendo justicia para Cristina. Lo hace para castigar, para presionar porque lo quiere quebrar. Lo hace, con ensañamiento y crueldad.


El accionar del fiscal Luciani no solo se caracteriza por su deliberada dilación: es jurídicamente improcedente y moralmente inaceptable incumpliendo incluso una resolución reciente del ya famoso Tribunal Oral Federal N.° 2 que recordó que el bloque de constitucionalidad federal y normas internacionales obligan al Estado a garantizar condiciones de detención compatibles con la salud y la dignidad. 



El pedido de prisión domiciliaria se presentó con constancias médicas y un informe socioambiental que acredita plenamente la viabilidad del arresto domiciliario. Aun así, Luciani evitó expedirse en tiempo y forma forzando la detención carcelaria.


Pero ese trofeo que cree obtener Luciani en este alardeo, es como todo intento de disciplinamiento  al peronismo, circunstancial y efímero: como dijo nuestra conductora y compañera Cristina en la rebosante  Plaza de Mayo ¨El pueblo sabe resistir, organizarse y luchar.¨ 


Nuestro compañero Nelson nunca va a dejar de ser leal y peronista. Se merece un trato justo y digno. Sigamos reclamando por él y por la inocencia de Cristina. Porque el pueblo sabe volver a liberar a la Patria con todos los compañeros.