Política

A 16 años del golpe en Honduras

Los pueblos siempre vuelven

Unnamed

El 28 de junio de 2009 las Fuerzas Armadas de Honduras secuestraron al presidente Manuel Zelaya e impusieron un golpe de Estado como los del siglo pasado. Cristina Fernández de Kirchner viajó a la reunión de la OEA a denunciar una estrategia más fina y profunda para avanzar sobre las democracias de toda la región. Finalmente, la resistencia del pueblo hondureño triunfó y la democracia plena volvió al país de la mano de su primera presidenta mujer, Xiomara Castro.

por Secretaría de Política Internacional de La Cámpora
28 jun 2025

El 28 de junio de 2009, 16 años atrás, América Latina vivió el primer golpe de Estado exitoso del siglo XXI. En plena madrugada, el entonces presidente de Honduras, Manuel Zelaya, fue secuestrado por las Fuerzas Armadas, trasladado a la base Hernán Acosta Mejí­a de la Fuerza Aérea al sur de Tegucigalpa y luego deportado a Costa Rica. Las imágenes dieron la vuelta al mundo y encendieron una alarma: las formas más crudas de la reacción conservadora estaban lejos de haber sido erradicadas de la región, y los años que siguieron nos lo demostraron.

Ese quiebre institucional no solo destituyó a un presidente legítimamente electo, sino que interrumpió un proceso político que buscaba avanzar en la redistribución de la riqueza, la ampliación de derechos y la integración latinoamericana. Fue, sin dudas, un mensaje aleccionador para quienes osaban enfrentar los intereses históricos de las élites hondureñas y de sus socios externos, en un país al que Estados Unidos consideraba más que propio.

En ese marco, Cristina Fernández de Kirchner, en calidad de presidenta de la República Argentina, viajó inmediatamente a la reunión convocada por la Organización de los Estados Americanos (OEA) para tratar el tema. “Yo no he venido aquí a apoyar a una persona o a un presidente”, comenzó la compañera entonces, y agregó: “Es más, un periodista me preguntaba si había alguna afinidad ideológica, y yo le decía que Zelaya era un dirigente del partido liberal, un poderoso ganadero, que poco tenía que ver con mi historia política, pero eso tenía poco que ver con lo que yo venía a hacer hoy aquí, que es expresar la necesidad imperiosa de que esté ámbito realice todas las actitudes diplomáticas pendientes a restituir al presidente Zelaya”.

Allí, Cristina fue contundente: “Esa madrugada que lo secuestraron, a usted presidente Zelaya, secuestraban algo más que a un presidente: estaban secuestrando la restauración democrática en América Latina. Y denunció que no había que ser ingenuos, que esto se trataba de una estrategia más fina y profunda, que buscaba torcer el rumbo que estaba tomando la región.

Esa madrugada que lo secuestraron, a usted presidente Zelaya, secuestraban algo más que a un presidente: estaban secuestrando la restauración democrática en América Latina”
Cristina

Pero en ese viaje la compañera dejó claro que además de presidenta, era una militante política en favor de la democracia, y que estaba dispuesta a acompañar al presidente Zelaya -y así, al pueblo hondureño- en las medidas y reclamos necesarios para reinstaurar la democracia en Honduras. Cristina viajó a la sede de la OEA a poner el cuerpo, no a hacer un acto de presencia; a discutir, reflexionar, proponer y exigir soluciones. Tal como lo hace hoy.

Algo que no esperaban los golpistas fue la persistencia del pueblo hondureño. La resistencia no tardó en nacer: en las calles, en las plazas, en las organizaciones barriales, estudiantiles, sindicales y campesinas. Durante más de una década, miles de militantes sostuvieron con coraje y sin tregua la bandera del regreso democrático, construyendo una alternativa desde la comunidad organizada, con la esperanza puesta en que un porvenir mejor era posible.

Esa gesta popular encontró su punto más alto el 28 de noviembre de 2021, cuando Xiomara Castro, militante histórica, compañera de Zelaya y referente del Partido Libertad y Refundación (Libre), fue elegida como la primera presidenta mujer de la historia de Honduras. Con ella no solo llegó una mujer al poder, sino también el proyecto político de la resistencia: el que no se resignó, el que enfrentó la represión, el exilio y la muerte, y aún así apostó por una Honduras democrática, justa y soberana.

Durante su asunción, en enero de 2022, Cristina viajó especialmente para acompañar ese momento histórico. Desde Tegucigalpa, dio un discurso que condensó el espíritu de la jornada y de toda una época: “Los pueblos siempre vuelven”. Con esa frase, Cristina no solo saludaba el regreso del campo popular al gobierno, sino que le hablaba a toda América Latina, recordando que la voluntad de los pueblos no puede ser eternamente silenciada.